Pericarditis

La pericarditis se desarrolla cuando se inflama el tejido que rodea el corazón, llamado pericardio (se lesiona a causa de una infección o una irritación). El líquido que se forma a partir de dicha inflamación puede aumentar la presión ejercida sobre el corazón, por lo que lo comprime y dificulta su función de bombear la sangre que se distribuye por el cuerpo

Causas

  • Infecciones.
  • Lesión a partir de un traumatismo o cirugía del tórax.
  • Radioterapia en el área torácica.
  • Uremia (acumulación de productos de descomposición de la sangre debida a una enfermedad del riñón).
  • Artritis reumatoide o lupus (enfermedades relacionadas con una inflamación de la piel y de otros tejidos).
  • Cáncer.
  • Ataque al corazón (infarto de miocardio).
  • En ocasiones no puede determinarse una causa específica.

Síntomas y Diagnóstico

  • Dolor penetrante, agudo, en especial detrás del esternón, que se extiende hasta el cuello, hombro izquierdo y bordes musculares entre cuello y hombros.
  • El dolor se intensifica cuando el individuo afectado respira profundamente.
  • El dolor tiene tendencia a disminuir al sentarse.
  • Dolor al tragar.
  • Fiebre.

Es muy importante que el médico establezca una historia clínica cuidadosa de los síntomas y lleve a cabo un examen físico. Con frecuencia, el electrocardiograma y otro examen del corazón denominado ecocardiografía proporcionan información útil.

Tratamiento

Con frecuencia, para tratar el dolor y la inflamación de la pericarditis son eficaces medicaciones como el ibuprofeno o la colchicina. Si la causa de esta enfermedad es una infección bacteriana, se administran antibióticos. Si el exceso de líquido en el pericardio afecta gravemente a la capacidad del corazón para bombear la sangre, en un procedimiento denominado pericardiocentesis puede insertarse una aguja o catéter (tubo) para extraer el líquido. En ocasiones, se requiere cirugía para aliviar la presión. Según la causa subyacente, la pericarditis suele remitir en un mes o menos tiempo. No obstante, si se debe a una enfermedad como lupus o artritis reumatoide, puede persistir durante períodos más prolongados.